Para las autoras, esta sentencia ha puesto de relieve el grave problema de la falta de excepcionalidad de la prisión preventiva en nuestro país. «Lo que esta Casación además pone en evidencia es que seguimos manejando discursos divergentes sobre la prisión preventiva y a excepción de algunos esfuerzos aislados no existe una política criminal enfocada en buscar medios alternativos a la prisión preventiva, sin descuidar los fines del proceso».
«Esta desarticulación se manifiesta cuando, pese a la ausencia de elementos objetivos para imponer la medida, se recurre a esta para satisfacer presiones de determinados grupos de poder (presión mediática, presión jerárquica, presión económica). Así, en los hechos la prisión preventiva se impone cada vez más como anticipo de la pena».
Autoras: Liza Ramos Dávila y Silvia Palomino De La Cruz
Este artículo ha sido publicado en Actualidad Penal, Número 36 • Junio 2017 • pp. 195-210 ISSN 2313-268X (impresa) • ISSN 2415-2285 (en línea)
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