Modelo inquisitivo y lenguaje judicial

Autor: Liza Ramos Dávila 

Un detalle aparentemente minúsculo pero que revela cómo el lenguaje escrito adopta el estilo jerarquizado y rígido que caracteriza el modelo inquisitivo es el uso, en pleno siglo XXI, de arcaísmos, como foja, fecho, grado o fuerza, etc; de aforismos latinos impertinentes, mal traducidos, y hasta incomprendidos; del empleo abusivo de palabras en mayúscula, de la exigencia de nombrar los números con letras y no con dígitos o guarismos, de no colocar notas al pie, de la ausencia de gráficos o cuadros explicativos, en una resolución.

Como dice Alberto Binder, el inquisitivo, “más que un sistema completo de administrar justicia es un modo particular de situarse ante la realidad y considerarla”  (Justicia penal y Estado de Derecho. 1993, 204. Y efectivamente, lo que hace el inquisitivo es alejar a la justicia de la comunidad. 

La reforma procesal plasmada en el Código Procesal de 2004 no sólo se limita a los cambios normativos, sino que genera espacios para transformar la cultura judicial a través del uso del lenguaje.

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